viernes, 20 de noviembre de 2009

Tengo que dejar de hacer tantas cosas... Y tengo que empezar a hacer tantas otras...

Y lo peor de todo es que sé exactamente lo que tengo que hacer, cuándo y (casi)cómo, pero no lo hago.

Es mucho más sencillo seguir ignorando lo evidente.

Por alguna extraña razón las evidencias nacieron pegadas a mi culo y siempre que me doy la vuelta están ahí para recordarme su existencia y lo que he de hacer, que no hago...

Algún día llegará el momento en que sea demasiado tarde, si es que no lo es ya, y entonces nada tendrá remedio y como siempre me tocará recojer los trocitos de mí que haya repartidos por el suelo y con mucha paciencia, coserlos... coserlos y pincharme los dedos con la aguja, suave dolor pero constante que también me servira como recordatorio, esta vez de lo vivido y ya acabado, de lo sufrido por no haber hecho lo que tenía que hacer cuando lo tenía que hacer.

Amén.

1 comentario:

HOMO REUS dijo...

muy chulo Luzia,muy facil de identificarse con ello...