Tengo que dejar de hacer tantas cosas... Y tengo que empezar a hacer tantas otras...
Y lo peor de todo es que sé exactamente lo que tengo que hacer, cuándo y (casi)cómo, pero no lo hago.
Es mucho más sencillo seguir ignorando lo evidente.
Por alguna extraña razón las evidencias nacieron pegadas a mi culo y siempre que me doy la vuelta están ahí para recordarme su existencia y lo que he de hacer, que no hago...
Algún día llegará el momento en que sea demasiado tarde, si es que no lo es ya, y entonces nada tendrá remedio y como siempre me tocará recojer los trocitos de mí que haya repartidos por el suelo y con mucha paciencia, coserlos... coserlos y pincharme los dedos con la aguja, suave dolor pero constante que también me servira como recordatorio, esta vez de lo vivido y ya acabado, de lo sufrido por no haber hecho lo que tenía que hacer cuando lo tenía que hacer.
Amén.
1 comentario:
muy chulo Luzia,muy facil de identificarse con ello...
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